domingo, 6 de marzo de 2011

6 de Marzo de 2011

Dicen que decir adiós es crecer. 
Quizás no quiero crecer, quizás no quiero decir adiós. ¿Está tan mal eso? ¿Está mal apegarse a algo que uno ama, tanto que te cueste dejarlo ir? Dejarlo ir... parece que hablo de una persona. Digamos que es vagamente cierto. Yo lo definiría más como el recuerdo de una persona. Obviamente, aunque diga "adiós" el recuerdo va a seguir, para siempre, pero de alguna manera quiero "cerrar" esa... no sé, esa cosa que quedó abierta: esa sensación de esperanza, que me hacer creer que quizás algún día podría volver a verlo. No estoy loca. SÉ que eso es algo imposible, ni siquiera creo en espíritus y cosas así. No. Pero yo lo sigo sintiendo, en mi... cuando estoy sola, cuando estoy acompañada, cuando canto, cuando duermo, cuando hablo, cuando callo. Siempre. Me gustaría asumir que simplemente YA NO ESTÁ porque es la realidad, y HAY que afrontarlo. Lo sé perfectamente. Pero, de alguna forma me da miedo saber cuál puede ser mi reacción cuando finalmente CAIGA en el hecho del accidente y todo eso. O tal vez yo ya caí y estoy experimentando el "cierre" y no me doy cuenta... eso me pone muy nerviosa. Me gustaría poder dormir por... no sé, una semana seguida. No enterarme de nada ni nadie, estar en paz y conmigo misma por un tiempo. No, no hablo de suicidarme, repito, no estoy loca. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario