Amar, temer, partir.
Supongo que es una de las bases de las personas.
Amar. Lo único que existe es esa esencia, que es quien roba nuestro mejor, y quizás más complicado sentimiento: el amor.
Temer. Las inseguridades, los miedos. Comenzamos a amar demasiado algo, y tememos perderlo o dañarlo. Tratar de estar siempre tan firme para no quebrarlo, y siempre sostenerlo, y temer todo el tiempo por no lograrlo.
Partir. Decir adiós a esa lucha, rendirnos finalmente; o quizás simplemente dejar que esa esencia se disuelva hasta extinguirse.
Hoy yo elijo no seguir ese ejemplo, ese prototipo. Elijo amar a quien tenga que amar, y de esta manera quizás esté eligiendo temer. Sí, pero partir nunca. Hoy elijo enfrentarme a la pasión, a la que algunos tanto temen perder. Enfrentarme a mí misma.
Esta decisión no significa valentía, para nada. Tal vez solamente significa estupidez. Pero voy a averiguarlo, y la única manera que existe de lograr eso, es enfrentándolo.
Siempre buscar algo nuevo, y que nada más importe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario