Con tan solo asomarme a la ventana
puedo ver la miseria del mundo.
Esas cosas que me hacen querer taparme con una sábana
como cuando era chica y me escondía en lo profundo.
Lágrimas secas cuando nuestra vista ve más allá
y ya nada se esconde ante nosotros.
Todo estaba en este mismo lugar
esperando que estuviéramos listos para ver.
Siempre soñando con crecer
pero ahora siento que ya no tengo motivos para creer.
La gran decepción de ver todo gris
al pensar que habría un soleado amanecer.
Soledad, desprecio, diferencias…
es todo lo que siento a mi alrededor.
Aún así, sigo conservando una de mis creencias:
la solidaridad está allá afuera, lista para tapar el dolor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario