Hoy siento que puedo hacer todo, lo que temía hacer antes.
Hoy siento que nada importa demasiado, que simplemente hay que vivir.
Hoy siento que no hay que perder ni un minuto de la vida, porque es una sola.
Hoy siento que debo trazar un nuevo camino, y no caminar sobre mis pasos otra vez.
Es difícil olvidar todo aquello que nos hizo sufrir alguna vez,
porque es fácil dejarnos caer en la tentación de la rendición, y ni siquiera intentarlo.
Es complicado levantarnos luego de una gran caída, que parece ser el fin,
porque es sencillo simplemente quedarnos tirados, y ni siquiera intentarlo.
La pérdida, la caída y la tentación son cosas que debemos afrontar alguna vez,
aunque temamos perdernos en el camino, dejarnos caer y tentarnos a quedarnos allí.
Sin embargo, hoy me siento capaz de hacer todo eso, ya que simplemente hay que vivir.
Hoy me siento más fuerte que nunca, invulnerable y protegida.
Mirando la lluvia, riendo y pensando. Nunca había visto el mundo tan bello.
Hay algo en el aire que logra enamorar, algo invisible pero muy fuerte.
Cayendo, riendo y pensando. Me quedo tendida, en ese lugar, disfrutando plenamente.
Hay algo en el viento que logra conquistar, algo invisible pero muy grande.
Mil imágenes recorren mi mente y, aunque creo que debería estar en algún otro lugar, la plenitud de la vida esta ahí, lo hermoso de la vida está ahí.
Un, dos, tres. Los minutos pasan, y no existe otro sitio en el que querría estar.
Como un suave susurro el tiempo pasa, y no existe otro sitio en el que querría estar.
Lo hermoso de la vida, difícil de creer, y aún más de ver.
Lo bello de la historia, fácil de descubrir, y aún más de recordar.
Lo dulce de la existencia, difícil de sentir, y aún más de explicar.
Lo agradable de vivir es que siempre encontrarás cosas difíciles y fáciles,
y así formarás tu camino.
Hoy siento que nada importa demasiado, que simplemente hay que vivir.
26 de enero de 2011
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