Una brisa de otoño rompiendo en sus caras, una conversación agradable, sus labios curvados en una sonrisa. El cansancio comienza a apoderarse sus cuerpos.
La conversación se vuelve pesada, el aire, denso. Uno por uno cierran sus ojos y se dejan llevar por el sueño.
Cuando despiertan simplemente sienten tranquilidad. El sol comienza a caer y les queda un largo camino por recorrer. Todos están despiertos, ninguno habla, no hay mucho para decir.
Simplemente tranquilidad.
De repente mil emociones recorren sus mentes, mil pensamientos. El miedo los invade. El auto gira bruscamente, gritos. Simplemente desesperación. Un golpe fuerte. Oscuridad.
Despierta y lo único que logra ver es un par de luces blancas. Un hospital. No entiende nada. Una enfermera le cuenta del accidente, en el cual él fue el afortunado. La desesperación recorre su cuerpo y un gran vacío se abre en su pecho. Siente culpa por la muerte de sus amigos. Intentan consolarlo. No debe sentirse así, era una situación incontrolable. Él no escucha, está hundido en una penumbra en la que no ve salida alguna.
Cierra los ojos, el accidente se repite en sus pesadillas.
Abre los ojos, luces blancas y la misma habitación.
Cierra los ojos, un accidente y tres muertes.
Abre los ojos, está con oxígeno.
Cierra los ojos, un giro brusco y un golpe fuerte.
Abre los ojos, su camilla se mueve rápidamente abriéndose paso por los pasillos del hospital.
Cierra los ojos, una luz blanca y un pitido interminable
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